Otra imaginación
La última palabra la tendrán los árboles.
Joan Brossa
¿Tienen imaginación los árboles?¿Pueden ser más creativos unos árboles que otros? ¿Y si son creativos, qué tipo de imágenes representan?¿Y dónde las muestran?
Los árboles nos hablan, nos incitan a pensar más allá de los límites de nuestro conocimiento. Nos enseñan que la vida puede expresarse de formas que nunca habríamos imaginado.
En el proyecto Otra imaginación presta atención al tronco que es el órgano que hace de conexión entre las raíces y las hojas, entre el mundo interior y el mundo exterior. Es la columna vertebral del árbol. En el interior se dan unos flujos de vida, un intercambio de sustancias y energía, que formarán parte por la fabricación de nuevas formas y nuevos tejidos. Este órgano es la cara visible, única y expresiva del árbol, la que está de forma perenne y donde se manifiesta su evolución: todo un lenguaje.
Para hacer el trabajo he cogido como referente a la comunidad de árboles que conviven con otros seres en una gran ciudad. En ese espacio interaccionan 1.660.000 personas y 1.400.000 árboles.
El objetivo, pues, ha sido buscar y retratar, entre miles de árboles, el mayor número posible de especies presentes en la ciudad. Finalmente, he seleccionado a un individuo de 373 especies distintas de las que, para mí, han elaborado un trabajo más creativo.
El resultado son unas fotografías que muestran el trabajo pausado, pero intenso con el que el árbol exterioriza su imaginación. Sobre cada imagen he escrito el nombre que corresponde a su taxonomía y también su nombre común.
A los árboles debemos considerarlos no como objetos sino como sujetos y eso implica reconocer su capacidad de agencia y su valor intrínseco, lo que nos invita a redefinir nuestra relación con el mundo natural desde una postura de respeto y responsabilidad.
El proyecto quiere poner de relieve la finalidad de los árboles como un acto político y filosófico, con una dimensión profundamente activista y simbólica, puesto que los árboles encarnan temas clave como la lucha ambiental, la conexión entre los humanos y la naturaleza, y las tensiones entre el desarrollo y la conservación. Explorar este aspecto permite que vaya más allá de lo estético, convirtiéndose en una declaración, un manifiesto o incluso una resistencia.
Otra imaginación consta de cinco capítulos: Imaginación, Comunidad, Identidad, El árbol del mundo y Correspondencias.
Imaginación. Con un montón de pigmentos, fruto de la relación entre la tierra y el cielo, los árboles dibujan un mundo onírico, fantástico, lleno de magia. Líneas, volúmenes, formas y texturas se combinan elaborando imágenes, que brotan de los troncos con infinidad de matices, con colores primigenios y profundos producto del intercambio constante con el entorno. Éste es el capítulo central. Consta de 373 fotografías, de las que se muestran una selección de sesenta.
Comunidad. A lo largo de la historia, nuestra relación con los árboles ha sido muy estrecha, hasta el punto de que, con la voluntad de hacérnoslo próximos, les hemos otorgado, además de los nombres científicos, nombres comunes cogidos de nuestros referentes culturales que nos ayudan a identificarlos. Hay nombres que hacen referencia al amor, a la vida, al paraíso; otros son topónimos que nos ayudan a ubicarlos. Esta parte del proyecto reúne la nomenclatura del imaginario popular de los 373 árboles.
Identidad. Como los seres humanos, los árboles tienen fecha de nacimiento, nombre (el popular) y apellidos (los científicos). También tienen sexo, domicilio y familia. Con un modelo de documento de identidad que incluye toda la información relativa al árbol, dejo constancia de su existencia y les doy, como a nosotros, tratamiento de ciudadanos. El árbol del mundo. Hojas que son árboles y árboles que son hojas. Edificios, vehículos, mobiliario urbano, personas… y árboles. Su apariencia, sus colores y la convivencia en la ciudad conforman una instalación con fotografías de los 373 árboles y su relación con el entorno, acompañadas de una caja-terroz que las contiene.
Correspondencias. Obras humanas y obras arbóreas. A menudo las imágenes nos recuerdan a otras, dando lugar a lo que llamaríamos analogías. ¿Pueden haber imágenes creadas por otros seres vivos que se parezcan a imágenes creadas por los humanos? ¿Quién se ha inspirado en el otro? Esta parte del proyecto trata de buscar correspondencias entre las obras hechas por los árboles y las que han hecho los humanos.
Barcelona, 2019-2024